Los estigmas del Padre Pío - Compartir No. 4
"Padre Pío" |
Los estigmas del Padre Pío - Compartir No. 4
Los estigmas son señales o marcas
en el cuerpo de personas devotas de la religión cristiana, la iglesia con gran
recelo maneja este tema, y en los casos en los que se ha pronunciado lo ha
hecho de manera muy rigurosa. Durante la pasión Cristo sufrió severas
heridas en las manos, pies, costado y la cabeza, un sufrimiento del hijo del Padre
por la redención de nuestros pecados, llagas de un sacrificio y sufrimiento por
nosotros, un dolor que debe llevarnos y comprometeremos más al amor que
Cristo representa, que no es otro que amor total. El sacrificio de Cristo el mayor, sacrificio
que comienza en la cruz y que termina en la gloria. Se dice que los estigmas son una gracia de
Dios a pocos santos. La iglesia acepta
estos fenómenos corporales, también se dice que en ningún caso lo propone para
ser creído como dogma de la fe...
Francesco Forgione, (San Pío de
Pietrelcina) nació el 25 de mayo de
1887, en la ciudad de Pietrelcina, región de Campania, Italia. El P. Pío
exhibía los estigmas en las manos y cuerpo, nacido en el seno de una familia de
clase humilde muy devota. Aquí parte de
su historia. Como extracto del libro “El Padre Pío Rígor y Cercanía, del Padre
Manuel Díaz Álvarez”.
“Cuando decidió ser capuchino lo hizo
por dos razones primordiales. Había leído las florecillas del santo de Asís, que
parecían haber sido pensadas y escritas
en los campos de Pietrelcina, y había
oído predicar en el pueblo a sus religiosos, con la capucha puesta en invierno,
las sandalias simples en todo momento y
su toque de invitación a entrar dentro de uno mismo. Desde niño se imaginaba a
Francisco haciendo penitencia por los
pecadores, asido a la cruz de Cristo y sangrando por sus cinco llagas. También
él quería ser otro Francisco, que era lo mismo que decir otro Cristo. Orazio (su padre) era, sin duda, el instrumento del cual Dios se había servido para tráelo al
mundo. Francisco era el guía que Cristo le señalaba para conseguir un propósito:
unir su propia pasión a la de Cristo y así ser útil a la Iglesia”.
“Se sabe que por aquella época el P.
Pío tenía el don de la bilocación. Podía vérsele en dos lugares a la vez. Jamás salió
de San Giovanni Rotondo y, sin embargo, muchos amigos e hijos espirituales han afirmado, sin acaloramiento alguno, con
todo el rigor del testimonio, haberlo visto en diferentes lugares de Italia, e
incluso en países lejanos. No era una sombra. Era el de carne y hueso. Pero
estos “viajes” siempre tenían una misma finalidad: despertar conciencias,
aplicar la gracia, sanar heridas, devolver la paz”.
“El Padre Mariano de Santa Croce ha
dejado escrito un episodio que, con el tiempo, se convertiría en un valioso
testimonio acerca de las relaciones que siempre existieron entre el P. Pío y
Juan Pablo II. Textualmente leemos: “El Papa Juan pablo II ha estado en San Giovanni. Tenemos
testimonios fehacientes en el archivo, e incluso pruebas escritas de aquella profecía.
Siendo un simple sacerdote Karol llegó al convento de los capuchinos y pidió confesarse
con el P.Pío. Este, llevándolo a un
lugar apartado, le dio la absolución. Y al concluir el acto de reconciliación regresaron
a la sacristía. Las personas que acompañaban
a Woytila notaron algo alterado el semblante del joven y esbelto sacerdote. Y Karol,
como riéndose del asunto, les dice: “el P.Pío se ha puesto a bromear conmigo.
Me ha dicho que seré Papa. Lo que es imposible porque soy un pobre cura y porque
los papas son siempre italianos, al menos desde hace cinco siglos. Desde luego,
estaba de buen humor y ha querido tomarme el pelo”.
“El P. Pío solía decir con atisbo de
gratitud a Dios: “Soy un misterio para mí mismo. Tantos sucesos se revelarán únicamente
en el cielo. Dios puede y quiere hacer grandes cosas desde que los hijos se
ponen en sus manos. Quiere utilizarnos a su antojo, que nunca será a costa de
nuestra libertad. Pero cuando uno se pone a su disposición tiene que prepararse
para ir donde Él quiera llevarle”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario