“MARÍA LLENA DE GRACIA” - COMPARTIR No. 5
"La Virgen María" |
María concibió a Jesús por la gracia
de Dios, en la controversia de si la madre de Jesús tuvo más hijos, la
respuesta es un rotundo no, se acostumbraba llamar hermano a todos los que
abrazaban la fe como fin único del encuentro al Dios todo poderoso, Jesús nos
ensena que cuando se habla de su familia está hablando de todos nosotros, el
Hijo del Padre vino a través de María a conquistarnos con su amor. Y podemos
leer en Marcos 3:31-35 Entonces llegaron su madre y sus hermanos, se quedaron
afuera y lo mandaron a llamar. Como era mucha la gente sentada en torno a
Jesús, le transmitieron este recado: “Tu madre, tus hermanos y tus hermanas
están fuera y preguntan por ti” Él les contesto: “¿Quiénes son mi madre y mis
hermanos?” Y mirando a los que estaban
sentado a su alrededor, dijo: “Estos son
mi madre y mis hermanos.” Porque todo el que hace la voluntad de Dios es
hermano mío y hermana y madre.”
En el momento en que Jesús estaba en
la cruz se dirige a su madre
reconfortándola le da una palabra de aliento, una mirada llena de amor, sabe de
su sufrimiento en la cruz, ella lo acompaña con su lealtad y cariño, Jesús le
dice: “Mujer he ahí tu hijo. Luego le dice al discípulo: he ahí a tu Madre.” El
discípulo era Juan, en caso de haber tenido más hermanos sin duda ellos se
harían cargo de su Madre, pero Jesús le dice al discípulo; cuídala. En el
mensdaje de Jesús todos somos su familia, todos somos hermanos.
El papel de María es de primer orden y
su obediencia la más grande, ella se entrega totalmente cuando dice: “Yo soy la
servidora del Señor, hágase en mi tal como has dicho.” Después la dejo el Ángel.
María visita a su prima Isabel. Lucas
1:39-56 Por entonces María tomo su decisión y se fue, sin más demora, a una
ciudad ubicada en lo cerros de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a
Isabel. Al oír Isabel su saludo, el niño dio saltos en su vientre. Isabel se
llenó del Espíritu Santo y exclamo en alta voz: “¡Bendita tu eres entre las
mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Cómo he merecido yo que venga a mí
la madre de mi Señor. Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño salto de alegría
en mis entrañas. ¡Dichosa tú por haber creído que se cumplirían las promesas
del Señor!”
María
dijo entonces:
Proclama
mi alma la grandeza del señor,
y mi
espíritu se alegra en Dios mi Salvador,
porque se
fijó en su humilde esclava,
y desde
ahora todas las generaciones me llamarán feliz.
El
poderoso ha hecho grandes cosas por mí:
¡Santo es
su Nombre!
Muestra
su misericordia siglo tras siglo
a todos
aquellos que viven en su presencia.
Dio un
golpe con todo su poder:
deshizo a
los soberbios y sus planes.
Derribó a
los poderosos de sus tronos
y exaltó
a los humildes.
Colmó de
bienes a los hambrientos
y
despidió a los ricos con las manos vacías.
Socorrió
a Israel, su siervo,
se acordó
de su misericordia,
como lo
había prometido a nuestros padres,
a Abrahán
y a sus descendientes para siempre.
María se
quedó unos tres meses con Isabel, y después volvió a su casa.
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